VALOR INTRINSECO DE LA CULTURA PARA JUSTIFICAR CAMBIO DE MODELOS

Me he encontrado con varias asociaciones culturales que ante la falta de apoyo económico del respectivo Ayuntamiento tienen serias dificultades para llevar a cabo las actividades que justifican sus fines.  Ello me lleva a la siguiente reflexión y a conectarlo con las recientes Jornadas de la Universidad de Barcelona sobre nuevos paradigmas para realimentar la acción cultural.

En el sector cultural intervienen diversos actores. Junto a la Administración Pública, cuyo fin es velar por el interés general, y las empresas privadas que tienen como fin la obtención de beneficios económicos, también se encuentran las entidades del tercer sector, asociaciones y fundaciones culturales que persiguen fines de interés cultural que benefician a un colectivo social. Todos ellos intervienen en la vida cultural desde su óptica particular, atendiendo a sus fines y a su estructura organizativa.

Con la crisis y los recortes en cultura, es necesario repensar los modelos de financiación de la cultura, la estructura y el funcionamiento de los diversos tipos de organizaciones, cual es el valor de la cultura y los modos de participación de la sociedad.

La cultura ya no puede sostenerse desde lo público, los Ayuntamientos, principales agentes públicos de la cultura ante la escasez de recursos económicos la consideran un gasto superfluo, y tampoco puede quedar en manos únicamente de la empresa privada, porque no se debe supeditar la realización de toda actividad cultural a la generación de beneficios económicos ya que no toda acción cultural es susceptible de generarlos.

Las Jornadas sobre nuevos paradigmas para retroalimentar la acción cultural celebradas recientemente en Barcelona proporcionaron un espacio para la reflexión de los agentes culturales, debatiéndose entre otros temas, cual es el valor de la cultura y la justificación de las políticas culturales.

“Valor intrínseco versus valor extrínseco de la cultura” generó diversas opiniones.  Valor extrínseco referido a la economía, el turismo, el desarrollo social y el desarrollo territorial para justificar las políticas culturales.  Valor intrínseco puesto en duda para justificar la existencia de dichas políticas.

Resumidamente, y en mi opinión, no podemos hablar de la cultura únicamente en términos económicos, ya sea en positivo por su repercusión, o en negativo, como gasto a recortar, o en términos sociales como herramienta de desarrollo social para la recuperación de barrios o de colectivos sociales.   Efectivamente son factores a tener en cuenta, pero no pueden ser los únicos.

Hay que ir más allá, y reivindicar la cultura como un valor en sí mismo.  La cultura garantiza la supervivencia de la identidad de los pueblos, sus símbolos, su historia, es su pasado, su presente y su futuro.    La cultura nos hace más creativos, desarrolla nuestros talentos y favorece la innovación.  La cultura nos hace sentir, emocionarnos y conectarnos con nuestra parte más espiritual, nos acerca al otro y a nosotros mismos, elimina las diferencias, porque los sentimientos y las emociones son comunes a todos los seres humanos.  En definitiva, la cultura nos da felicidad y favorece nuestro desarrollo humano.

Precisamente, por todo ello, es responsabilidad de todos, Administración Pública, empresas, entidades del tercer sector y ciudadanía en general contribuir a que la cultura siga siendo posible, porque sin cultura no hay desarrollo.

Habrá que seguir repensando los esquemas de organización, funcionamiento y financiación existentes para dejar de actuar como compartimentos estancos, abrir un diálogo, aprender a mirar desde otro ángulo, establecer nuevas fórmulas de relación y colaboración entre todos los agentes y hacer partícipes a los ciudadanos en los procesos de elaboración de las políticas culturales.

Pero los cambios se inician desde el interior, ya sean personas, ya hablemos de organizaciones, y requieren un espacio de reflexión para romper con los esquemas establecidos y cambiar la óptica de la visión que  luego llevará a la acción.   Ese cambio no puede tener lugar si no comprendemos cual es el valor de la cultura en sí mismo, lo que la cultura aporta a la sociedad.  Ese es el primer paso, y es una de las funciones que deben asumir los gestores culturales.

Comentarios

Entradas populares de este blog

IDENTIDADES CULTURALES Y MEDIOS DE COMUNICACION LOCALES. CASO: CASTILLO FM LA RADIO DE SAX (ALICANTE)

Aspectos Jurídicos, Políticos y Culturales de los pequeños municipios (Parte II). Carácter político o administrativo de los municipios.

Aspectos Jurídicos, Políticos y Culturales sobre los Municipios, el Inframunicipalismo y las Alteraciones de términos municipales (Parte 1)