LIBERTAD, DEMOCRACIA Y PARTIDOS POLITICOS


Imagina que estás en un grupo de Facebook que te parece fantástico, imagina que ya no compartes sus intereses, imagina que te quieres marchar, y ahora imagina que te tienes que quedar sólo,  “no adscrito” a ningún grupo, que te conviertes en un “proscrito”.  ¿Imagina que opinas distinto y por ello te echan?  Escandalizado?

Y es que en los partidos políticos esa puede ser la consecuencia de pensar o expresarse en sentido contrario al del Partido.   Es lo que se llama la Disciplina del Partido, que según la Ley de Partidos Políticos, significa que los afiliados deberán compartir las finalidades del partido y colaborar para la consecución de las mismas, y acatar y cumplir los acuerdos válidamente adoptados por los órganos directivos del partido.

Es decir, traduciendo, que si un ciudadano quiere presentarse como concejal para trabajar por su ciudad, necesita formar parte de un partido político que lo represente.  Y si sale elegido, tiene la obligación de COMPARTIR y COLABORAR para la consecución de las finalidades del PARTIDO y ACATAR los acuerdos de los órganos directivos.

Y así, es frecuente ver en los periódicos noticias como estas:

Por ejemplo, 21 de febrero de 2011  “el patriotismo de partido se ha impuesto en el PSOE de Andalucía tras la convulsión que ha supuesto para esta organización la renuncia de su número dos”, “la disciplina interna es la mejor medicina para el PSOE.  Lo dijo ayer en Sevilla el nuevo secretario federal de Organización, Marcelino Iglesias”  (http://www.elpais.com/articulo/andalucia/disciplina/partido/impone/PSOE/crisis/elpepiespand/20101103elpand_2/Tes), 

o esta otra de 29 de enero 2011, sobre Domingo Soler, Diputado de Alicante “El concejal, que pasará al grupo de los no adscritos, rompió la disciplina de voto popular absteniéndose en varios puntos”,  “Domingo Soler dio cuenta de su solicitud de baja del Partido Popular e hizo el anuncio de que liderará una candidatura independiente en las próximas elecciones locales”


Claro, que se dice que como se presentan con el Partido, tienen que obedecer, por que si no fuera por el partido, no podría estar ahí.  ¿Acaso puede presentarse sin estar dentro de un partido?  NO,  ¿Acaso priman las finalidades del partido sobre la conciencia del individuo o sobre los intereses de su ciudad?
 
El artículo 23 de nuestra Constitución declara el derecho de los ciudadanos a participar en los asuntos públicos.     Y el artículo 6 de la Constitución señala que “los Partidos Políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política”.  Su funcionamiento interno deberá ser democrático.

Desde fechas tempranas, el Tribunal Constitucional ha declarado que la titularidad del cargo pública la ostentan en exclusiva los Concejales, y no las formaciones políticas o electorales en cuyas listas fueron elegidos.  El derecho a participar en los asuntos públicos proclamado en el artículo 23.1 de la Constitución corresponde a los ciudadanos y no a los partidos, que los representantes elegidos lo son de los ciudadanos y no de los partidos y que la permanencia en el cargo no pueden depender de la voluntad  de los partidos, sino de la expresada por los electores a través del sufragio electoral.     El abandono de un grupo municipal por parte de uno o varios Concejales es un acto libre.

Sin embargo, está mal visto cambiarse de grupo, está mal visto desobedecer, tener opinión propia, defender los intereses de tu ciudad por encima de los del partido, estar mal visto hablar de libertad de expresión, y votar según la conciencia de cada uno se convierte en algo excepcional, motivo de noticia en los periódicos.

Y en nombre de la “cohesión del partido”, se adoptó el pacto antitransfuguismo por el cual los Concejales que abandonen los partidos en cuyas candidaturas fueron elegidos no pasan al Grupo Mixto, sino que pasan a figurar como “no adscritos”, y actúan de forma aislada en la Corporación.

Y en nombre de la “buena disciplina del partidose sacrifican los intereses de las ciudades y de los pueblos a favor de los intereses de aquellos que pertenecen a la cúpula, de los líderes del partido. 

Para mí, el político (polis = ciudad)  ha de tener vocación de servicio hacia su ciudad y su gente,  pero la disciplina del partido “mal usada”  los convierte en instrumento de una autoridad mayor viciada, y  se pierden buenos políticos y buenas personas.

No es bueno quedarse en la queja, para aquellos que lo lean, yo propongo acciones para el futuro, como la creación de formaciones políticas nuevas de grupos de ciudadanos donde prime la verdadera democracia interna, y donde el grupo no actúa despersonalizando a los individuos que la componen.   Acciones para modificar las leyes de los partidos, acciones para fomentar la LIBERTAD del individuo sobre la OBEDIENCIA CIEGA al líder, … para que VOTAR en conciencia con uno mismo no sea una Excepción, sino que sea lo normal.

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